La decadencia: la cultura como mercancía

Se presentó el programa del festival Ricardo Castro. Nuevamente sin Ricardo Castro por ningún lado, excepto por una imagen del célebre musico duranguense que el alcalde usó como estandarte publicitario para su chulísima imagen de macho alfa.
Ahora le llama Festival de la Ciudad y con letras chiquitas Ricardo Castro. El alcalde lo convirtió en el festivalito de feria y kermesse.
Toda una verbena populista muy al estilo del PRIAN, con la presencia de las máximas autoridades culturales de Durango, signifique lo que signifique, del sobrino de la gobernadora, el director del Instituto Humano y del director del ICED. Abracitos, sonrisas y besitos en la mejilla, entre prianistas te veas. Obvio, todos cuidándose la cartera.
Lo de siempre. Un Festival Ricardo Castro, sin Ricardo Castro por ningún lado, excepto en su imagen y nombre del festival en letras minúsculas. Sin rendirle honor a uno de los grandes músicos que Durango ha dado al mundo. Carajos es el festival en honor al musico.
Ricardo Castro fue director del Conservatorio Nacional de Música. Considerado el último romántico del porfiriato, realizó giras artísticas por toda la república mexicana, transportando en tren el piano que le regaló el director del periódico El Imparcial; además de presentarse en escenarios de Estados Unidos y Europa. Alternaba sus recitales con cursos y conferencias magistrales en los conservatorios de París, Berlín, Londres, Bruselas, Roma, Milán y Leipzig. 
A los trece años ingresó a estudiar al Conservatorio Nacional de Música (CNM), del que años más tarde se convertiría en el sexto director. Valses, polonesas, mazurkas, ópera, música de cámara, sinfonías, un concierto para violonchelo y orquesta, el cual fue estrenado en Amberes, Bélgica, así como un concierto para piano y orquesta, el primero escrito en América Latina, son entre otras, las obras del compositor Ricardo Castro.
El vals Capricho, las óperas Atzimba, La leyenda de Rudel, Don Juan de Austria, Satán vencido, El beso de la Rousalka, son algunas de sus obras (Secretaría de Cultura). Toda esa gran trayectoria musical, fue tirada a la basura por el protagonismo del chulo alcalde, por la presentación de un astro apagado como es Pedro Fernández.
Nuevamente el festival, se convirtió en un festivalito, tal y como le gustan a Antonio Ochoa, con sus conciertos masivos. Las “artes” según el panista, es lo que le gusta a él. Ya se mira de guaripa dando el taconazo con la Banda del Recodo, chulamente embestido de macho alfa. 
Se agradece que Toñín, el chulo, no cambiara el nombre del festival, en otras de sus ocurrencias, por el “chulo festival de Ricardo Castro y su chulo alcalde”. Ahora le llama Festival de la Ciudad. Conociendo el enorme ego del panista, bien podría haberlo hecho, en estos años de su pequeña y mediocre dictadura. Si ya desapareció el Instituto Municipal de Arte y Cultura, le vale madre un festival de arte y musca clásica. 
El Festival de la Ciudad Ricardo Castro 2024 anuncia pomposamente en cartelera: Pedro Fernández y El Recodo, serán los eventos magnos del festivalito.
El cantante Pedrito Fernández, tuvo su mejor época, hará ya cuarenta años, cuando era un niño, con su éxito “La de la mochila azul”. En los últimos años, a sus 56 años, se ha ido diluyendo del escenario y su carrera entró en franco declive.
Hoy, ya lejos de su mejor época, se presentó para inaugurar el festival mal llamado Ricardo Castro. Lo que no dice el alcalde es el monto de su contratación. Sabrá Pedro Fernández que a Pepe Aguilar se le pagó ocho millones de pesos por un concierto de dos horas. Pedro (se puso pedro por pedrito infante y Fernández por Vicente Fernández, sus grandes ídolos) ¿Cuánto cobraría Pedro Fernández al acalde? Lo usual en Toñín: cuentas oscuras y nula trasparencia.
El festival inició el domingo 24 de marzo con Pedro Fernández, a las 20 hrs en la plaza Cuarto Centenario. Terminará el lunes 8 de abril, con la presentación magistral del eclipse total de sol que será completamente gratis. Se ignora si el municipio le va a pagar al sol y a la luna.
Habrá una variada cartelera, un loro Pereyra, obra de teatro, un concierto Di Settimana Santa, sinfónico. Un ciclo de cine en la cineteca Exposición pictórica. Comida, Una compañía de Circo Dragón. 
Se anuncian, cientos de evento que incluirán a los artistas locales a honorarios de hambre y con miles de requisitos para cobrarlos y esperas de meses en recibir el cobro.
Se anuncian eventos desde literatura, teatro, danza, performance y otras exhibiciones más. Todos serán gratis, aunque para ciertos artistas se contará con una cantidad limitada de boletos para algunas zonas preferenciales. ¿Esperaban cobrar? Es dinero de los duranguenses con lo que se organiza el festivalito.
Uno de los “grandes espectáculos” del Festival Ricardo Castro, será la tradicional quema del Judas que se anuncia en la programación. Se buscan candidatos entre los postulantes al Senado y a la cámara baja.
Otro festival, sin transcendencia, dizque en honor del músico Ricardo Castro, muy lejos, lejísimos de la esencia del homenajeado, sin presencia de su música y su obra. Sin darlo a conocer a los actuales duranguenses, sin significar por qué se llama festival Ricardo Castro, sin Ricardo ni Castro por ninguna parte.
En el festival de la Ciudad Ricardo Castro, en su programación no se incluye, ni se contempla, ni por descuido ni por error, algo relacionado al pianista de principios de 1900, excepto su nombre, pero no de la difusión de su obra o vinculado a su labor artística.
Para quienes en los últimos años han organizado el mal llamado Festival de las Artes Ricardo Castro, no les importa dar a conocer la obra del célebre pianista. Les importa el entretenimiento masivo, la diversión ocurrente, espectáculo de atole con el dedo, no un festival cultural en honor a Ricardo Castro. Ricardo Castro nada de más de nombre. Y en letras chiquitas.